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sábado, 4 de marzo de 2017

¿Las marcas educan?

Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo, desarrollo una nueva teoría sobre las tradicionales 4 P.
Esta nos dicen que ya no se deben hacer productos, sino hacer soluciones. Ya no debemos pensar en el precio, sino en el valor de nuestra oferta para el mercado. Tenemos que dejar el concepto de plaza atrás y empezar a pensar en accesibilidad, pero lo que más llamó mi atención fue la cuarta “P” ya que nos dicen que no hagamos promoción, que hagamos educación.
Cuando vi esa propuesta de Harvard me surgieron varias preguntas: ¿es posible educar a los consumidores?, ¿las marcas pueden educar?, ¿cómo educan las marcas?, ¿realmente funciona educar? Y para poder responderlas encontré un perfecto ejemplo de educación por parte de las marcas: Kidzania.
Kidzania es un espacio en el que los niños pueden jugar a “ser grandes”, en una ciudad creada para y por ellos. Pueden hacer muchas actividades y desempeñar trabajos diferentes como ser doctores, conductores de radio o televisión, veterinarios, actores de teatro, policías e incluso pueden trabajar como pizzeros o preparar sushi y posteriormente comerlo.
Es un espacio increíble para los niños, pero desde una visión mercadológica debemos ver más allá y así me di cuenta que lo más impresionante de este lugar es la interacción entre las marcas y los visitantes.
En Kidzania se pueden encontrar muchas marcas con las que los niños, desde su corta edad, interactúan y a los cuales, las marcas, están educando y creciendo junto con ellos, asegurando así, que cuando crezcan sean consumidores totalmente fieles a ellas.
Para poder comprender mejor el proceso educativo que se lleva a cabo en Kidzania pondré un ejemplo de un “trabajo” que los niños pueden hacer ahí dentro: las instalaciones están llenas de marcas y una de estas es la fábrica de Marinela. En ella, los niños entran y conocen todo el proceso de creación de un Gansito, desde los protocolos de higiene que deben seguir hasta cómo se hace el pastelito y su empaquetado. Con esta interacción que el niño tiene con la marca y al permitirle conocer los procesos que llevan para su fabricación, están asegurando que ni el niño ni sus padres duden de ella y esto genera una relación fiel entre ellos.
Para mí, Kidzania es una escuela de consumo y las marcas son los profesores, que a través de sus dinámicas, pasan un mensaje a los niños que a largo plazo tendrá como consecuencia una compra o adquisición como respuesta.
¿Está bien que las futuras generación estén siendo educadas desde la niñez a consumir marcas, sesgando así su poder de decisión en el mercado?


Aarón Policar Berger

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